miércoles, 20 de octubre de 2010

Numerosos documentos testimonian que tanto los pueblos de Mesopotamia como los egipcios poseían un gran número de instrumentos musicales: instrumentos de percusión (los que producen sonido al ser golpeados) construidos con materiales diversos, desde la piel de animales hasta la madera o incluso la cerámica; instrumentos de viento, como la flauta, o de cuerdas pinzadas, como el arpa, la cítara o el laúd.
Típicos de los pueblos mesopotámicos fueron los instrumentos de percusión, a modo de castañuela, cuya morfología imitaba las manos y los pies humanos, construidos en madera, hueso o marfil y que se percutían uno con otro.
De la tumba del faraón Tut Anj Amón se exhumaron algunas trompas construidas en materiales preciosos, como oro o plata. Al parecer existía entre los egipcios una forma de acompañamiento; en ocasiones, los instrumentos se utilizaban en el ámbito de pequeños conjuntos en los que, probablemente, un músico ejecutaba las melodías tradicionales mientras los restantes ejecutaban variaciones.
Entre los hebreos, en cambio, los instrumentos se dividían en tres grupos, según la clase social que los utilizaba. Los cuernos de animales y las trompas correspondían a los sacerdotes; los instrumentos de cuerda, como el arpa o la lira, eran utilizados particularmente por los levitas, funcionarios consagrados al servicio del templo; los instrumentos de viento, como la flauta, la chirimía y los tambores y platillos se reservaban al pueblo.

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